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Por Gabriel Sosa Plata
La probable participación del multimillonario empresario minero Germán Larrea en la licitación de las dos cadenas de televisión abierta, ha generado suspicacias y un debate interesante y necesario. Comparto mi opinión en cinco preguntas.
¿Puede o no participar Germán Larrea en esta licitación?
Si está interesado y no existe obstáculo legal para ello, por supuesto que puede participar. ¿Quién le puede negar ese derecho? Nadie, salvo el propio Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en caso de que no cumpla con los requisitos establecidos en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, así como en la convocatoria de la licitación. Una revisión general de ambos documentos, me lleva a afirmar que el empresario puede competir por las cadenas, aunque habrá que esperar si el IFT considera si los ocho años en los que Larrea fue integrante del Consejo de Administración de Grupo Televisa es una razón legal para descalificarlo del proceso.
¿Larrea está en un conflicto de interés?
Aparentemente sí. Como lo han comentado otros colegas, posee información privilegiada de Televisa, empresa preponderante en el sector de la radiodifusión, lo que lo coloca en una posición adelantada frente al resto de los empresarios que también quieren las dos cadenas.
Además, al formar parte durante varios, como consejero, de la empresa que preside Emilio Azcárraga, se podría especular que participa en la licitación bajo el cobijo de la televisora. Sin embargo, los últimos acontecimientos (el boletín de prensa de Televisa anunciando su salida del Consejo de Administración y ser calificado como «desleal» por el periodista Joaquín López Dóriga, conductor del noticiario estelar de la televisora) revelan que el empresario va por su cuenta, que al parecer ha roto compromisos o relaciones con Televisa y, como detalla Jenaro Villamil en un reportaje publicado en Proceso, también lo ha hecho con el gobierno federal por los desastres ambientales de una de sus empresas en Sonora.
¿Por qué Larrea está interesado en la televisión abierta?
Esa pregunta la debe responder directamente el empresario o sus representantes, pero hay dos motivaciones obvias. La primera es que ve un potencial de negocio en la televisión abierta, pese a la importante modificación de hábitos de consumo de los medios de comunicación tradicionales (cada vez menos vistos y escuchados), frente a la televisión de paga, el triple play (televisión, internet y telefonía en un solo paquete) y los nuevos servicios montados en la red, como el video en demanda. Nadie entra en una licitación en la que no hay futuro. Conociendo las entrañas financieras de Televisa, sus audiencias y su tecnología, es evidente que Larrea vio una oportunidad en la televisión abierta.
La segunda, lo adivinó, es el uso político que le puede dar a los canales de televisión. Quien tiene medios, tiene poder. Y los empresarios, como los políticos, lo saben. Larrea es considerado el segundo hombre más rico de México. Su fortuna le permite subsidiar una o las dos cadenas de televisión, a partir de la misma publicidad generada por sus empresas y una redistribución de los recursos de sus campañas publicitarias. Frente al daño en su imagen que vive ahora el empresario o las crisis futuras, contar con medios a su servicio es favorable para su causa, aunque en estos casos (y vaya que la historia lo ha demostrado muchas veces) pierden mucho el periodismo y la sociedad.
¿Qué puede aportar al medio un empresario que nunca ha participado en la televisión?
Pues lo mismo que podría aportar aquel que cuenta con experiencia. Es cierto que alguien con experiencia puede salir mejor librado frente a la competencia, pero la televisión (como en general los medios) no la hacen los empresarios, sino sus periodistas, sus productores, sus guionistas, sus actores, etc. Talento hay de sobra en México y el extranjero. Lo que faltan son oportunidades para las productoras, particularmente las nacionales, en un mercado que durante décadas ha sido controlado por un duopolio televisivo. En el hipotético -aunque lejano- caso de que Larrea se quede con alguna de las cadenas de televisión, tendrá que apostar a una oferta distinta de lo que ya ofrecen Televisa y Televisión Azteca en noticiarios, deportes y programas infantiles y de ficción. Es una obviedad, pero es importante reiterarla porque de eso dependerá el éxito de las nuevas televisoras mexicanas.
¿Qué posibilidades tiene Larrea para ganar la licitación?
Hasta ahora las mismas que tienen el resto de los empresarios interesados (recursos y un proyecto). En principio, el IFT debe informar si realmente participa. También de aclararse si se registró solo a través de Cinemex o si va en alianza con algún otro empresario. La crisis de imagen que vive el empresario ha sido muy útil para quienes no lo quieren operando en la televisión abierta y este factor puede incidir para que Larrea decida no continuar en el proceso de licitación. Por lo mismo, no dudo que en las próximas semanas surja mucho más información negativa sobre su persona y sus intereses, como le ocurrió a Grupo Saba y a General Electric, cuando pretendieron acceder al mercado de la televisión abierta en los años 2006 y 2007. También, como se ha dicho, el supuesto conflicto de interés con Televisa es otro elemento que podría influir en el órgano regulador para descalificarlo. Así que por lo pronto, la moneda sigue en el aire.
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