Fragmento del artículo de Gabriel Sosa Plata, «Ricardo B. Salinas Pliego. Un empresario Total Play», en Zepeda Patterson, Jorge (Coord.), Los amos de México, Edición actualizada, México, Editorial Planeta, 2016.
Ricardo Benjamín Salinas Pliego es el cuarto hombre más rico de México, con una fortuna estimada en 8 mil 300 millones de dólares, según Bloomberg.
Su fama comenzó a crecer cuando en 1993 logró quedarse con Televisión Azteca y el paquete de medios de comunicación que vendió el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Con las dos redes nacionales de televisión abierta rompió el monopolio de Televisa en la televisión comercial, que parecía intocable, inamovible, ante la estrecha relación de la familia Azcárraga con un sistema presidencialista y de partido único, también prácticamente inamovible.
Su incursión en la televisión dio pie a una nueva etapa en la historia de este medio de comunicación en México, pero también en la vida del mismo empresario. Tener acceso a millones de hogares en el país le dio poder y una enorme proyección que, independientemente de su visión para los negocios, supo aprovechar para expandir sus empresas. Los resultados están a la vista: a principios de los noventa su negocio principal era la venta de muebles y electrodomésticos; para el nuevo siglo se habían diversificado en empresas de la banca, comercio especializado, medios electrónicos, telecomunicaciones, producción de contenidos, seguros y administración de fondos para el retiro, entre otras, a través del conglomerado Grupo Salinas, que da empleo a cerca de 75 mil personas en ocho países.
Grupo Salinas cuenta con tres grandes divisiones de negocio: Financiamiento al consumo y comercio especializado (Grupo Elektra, Banco Azteca, Advance America, Seguros Azteca, Afore Azteca, Punto Casa de Bolsa, Acertum Bank e Italika), Medios (TV Azteca, Azteca America, Azteca Internet y equipos de fútbol) y Telecomunicaciones (Total Play y Enlace TP).
Empresario aguerrido, que no se detiene en la defensa de sus intereses, arrebató en poco tiempo audiencias y anunciantes a la poderosa Televisa; sacó de la quiebra a Salinas y Rocha y expandió nacional e internacionalmente a Grupo Elektra; incursionó en telecomunicaciones y se confrontó legal y públicamente con Carlos Slim, el hombre más rico de México; fundó Banco Azteca pese a la resistencia de los grandes bancos internacionales y alcanzó muchos de sus objetivos para colocarse en poco más de una década entre los hombres más poderosos e influyentes del país.
Entre sus críticos, tiene la imagen de un hombre duro, poco amable e irreverente, producto del “capitalismo de cuates”, pero para sus amigos, familiares y quienes trabajan cerca de él es un líder, un emprendedor que ha roto monopolios, un hombre amable, culto y que nunca dice una mentira. Esta última faceta, dicen, es poco conocida porque algunos medios de comunicación se han dado a la tarea de divulgar principalmente sus posiciones y actuaciones más polémicas, sin reparar, por ejemplo, en la intensa labor social que ha desarrollado en la educación, la salud y el medio ambiente, a través de sus organizaciones, como Fundación Azteca.[1] A estos cuestionamientos, Salinas Pliego ha respondido: “A los pioneros nos distinguen por las flechas en la espalda”.[2]
Para poder hablar con el también Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Guadalajara (grado otorgado en 2015), fueron necesarias varias reuniones previas con sus colaboradores, en las que tuve acceso a diferentes opiniones y versiones, sobre lo que se ve desde las instalaciones de la segunda televisora más grande en el país. Coinciden con su jefe en varias premisas: “sólo nos defendemos”, “actuamos como cualquier otra empresa del mundo y de manera siempre legal”, “hemos roto paradigmas en varios negocios y eso genera siempre resistencias”, entre otras expresiones.
Con Salinas Pliego pude conversar alrededor de una hora en su oficina, en TV Azteca. Fue un diálogo informal, off the record, en el que se tocaron varios temas: la privatización de la televisión, algunos episodios de la historia de los canales 8 y 13, el asesinato de Paco Stanley y lo que él personalmente vivió cuando lo citaron a declarar junto con sus colaboradores, la nueva cadena de televisión (la de Olegario Vázquez Raña), la llegada de internet y el reto de la televisión abierta, y sobre su familia.
Cuando me recibió tenía sus dudas sobre darme la entrevista formal para este perfil. “Casi todo se encuentra sobre mí en internet, aunque no siempre apegado a los hechos”, me dijo. Le insistí que había episodios de su vida poco conocidos y su versión sobre algunos asuntos polémicos, que tampoco se encontraban en su sitio web y en su blog.[3] Me pidió algunos ejemplos y se los di. Finalmente accedió a la entrevista a programarse en días siguientes, pero previamente quería conocer algunas de las preguntas. Días después se las envié. Desafortunadamente ya no hubo nueva cita y contestó por escrito todo. Ni una sola pregunta dejó en blanco. “El cuestionario lo respondió Ricardo, de su puño y letra y nosotros simplemente transcribimos”, me precisó uno de sus más cercanos colaboradores.
“EL SOL SALE PARA TODOS”
Esther Pliego de Salinas dio a luz a su hijo Ricardo Benjamín el 19 de octubre de 1955, en la Ciudad de México, en una familia que ya desde entonces había fincado un patrimonio a partir del negocio de la fabricación y venta de electrodomésticos. Justo cuando cumplió tres años, su padre, Hugo Salinas Price, nacido en 1932, asumió la dirección general de Elektra, fundada por su abuelo, Hugo Salinas Rocha, en 1950. Su padre dirigió la empresa hasta 1987, año en el que le dejó a su hijo la dirección general. Entonces Salinas Pliego contaba con 32 años.
Entrevistada por Antonio Jáquez y Fernando Ortega Pizarro, Irma Salinas Rocha refiere algunos antecedentes familiares de Salinas Pliego. Dice que su hermano Hugo fue conocido por crear y desarrollar Elektra, pero que tuvo las empresas más disímbolas, como una vía de ferrocarril, en Santa Fe, Estados Unidos, porque debajo de las vías había minas de carbón; también participó en el mercado de valores.[4]
Benjamín Salinas Westrup, padre de Hugo Salinas Rocha, y Joel Rocha fundaron la cadena Salinas y Rocha, a principios de siglo veinte. “Empezaron vendiendo camas de metal, copiando un modelo que había traído de Laredo mi abuelo Francisco Rocha. Pusieron su fabriquita y les fue muy bien. Mi padre era un hombre muy trabajador y generoso, ayudaba a los empleados, incluso para que formaran su propio negocio. Decía que el sol sale para todos”, recordó Irma Salinas.
Vendían a crédito, a diferencia de lo que sucedía con empresas extranjeras, y esto impulsó las ventas y su expansión en ciudades como Torreón, Tampico, Mazatlán y en la Ciudad de México. En los años treinta, Hugo Salinas Rocha, egresado de la Escuela de Negocios de Pensilvania, empezó a incorporarse en la empresa y con diversas estrategias comerciales, como el publicar los precios de las mercancías (algo que ahora parece cotidiano, pero no en esa época) o extender los horarios de atención a los clientes, amplió el crecimiento de las tiendas. “Muy audaz mi hermano, todo un cerebro para los negocios”, dijo Irma Salinas Rocha.
Salinas Westrup muere en 1949. Antes de su muerte, por razones familiares (él tenía un solo hijo y su socio, Joel Rocha, siete), trató de separar la empresa. Rocha no aceptó y asumió la presidencia, mientras que Hugo Salinas Rocha la dirección general. Las diferencias se agudizaron y Salinas Rocha sale de la empresa para crear su propia empresa: Elektra, que fabricó radios y televisores, y los comercializó junto con otros productos. “En honor a la verdad –dijo Irma Salinas- mi hermano formó Elektra mientras era director de Salinas y Rocha. Y esto no se vale, un director no puede crear su propia compañía mientras es director de otra. Decía que era una cosa chiquita, pues no le hacía competencia a Salinas y Rocha. Claro que era lo mismo: iba a vender muebles”.
Pese a ello, Hugo Salinas Rocha siguió como accionista de Salinas y Rocha, mientras continuó con la expansión de Elektra. En 1950, como se dijo, le deja la dirección de la empresa a su hijo Hugo Salinas Price. Ahí siguió por 37 años, hasta que en 1987 asume la dirección Ricardo Benjamín Salinas Pliego, “uno de los nietos más capaces e inteligentes de mi hermano Hugo”, en opinión de Irma Salinas.
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[1] Con Fundación Azteca y otros programas de responsabilidad social, como Esperanza Azteca, Limpiemos Nuestro México, Movimiento Azteca, Vive sin Drogas, la Ciudad de las Ideas, Caminos de Libertad y Kybernus, Salinas Pliego ha creado una red de más de 80 orquestas musicales con las que se busca desarrollar valores humanos a miles niños y adolescentes de escasos recursos; ha hecho posible la recolección de miles de toneladas anuales de basura, así como la recepción y entrega cada año de millones de juguetes en el Día de Reyes, entre otros resultados. También es poco conocida su participación en la educación, con la creación del Plantel Azteca, que desde 1997 ha brindado educación secundaria y de bachillerato a más 10 mil 500 alumnos becados de bajos recursos. Con Kybernus “busca formar liderazgos políticos y sociales, a través de una cultura basada en valores, para contribuir a alcanzar las metas que el país requiere y generar un mejor porvenir para todos”. En 2015 contaba con mil 350 participantes. Cfr. “Grupo Salinas genera importante valor en 2015”, comunicado de prensa, 4 de enero 2016, disponible en http://www.ricardosalinas.com/ComunicadosVisor.aspx?r=16297, consultado el 12 de junio 2016.
[2] Esta declaración la hizo el 12 de noviembre de 2008, en el marco de las reuniones con analistas financieros, que organizó el Grupo Financiero Actinver.
[3] En el blog de Ricardo Salinas (www.ricardosalinas.com/blog) su autor comparte lecturas, sus ideas, “mi pasión por la libertad y, claro, algunas obsesiones”, dice. Asegura que en poco más de ocho años, ha publicado casi 300 entradas, que 8 millones de personas han visitado el sitio y que cuenta con 350 mil usuarios únicos. También ha recibido más de 5 mil comentarios.
[4] Antonio Jáquez y Fernando Ortega Pizarro, “La historia familiar de Salinas Pliego, contada por su tía abuela, Irma Salinas Rocha», en Proceso, 24 de julio 1993.
Categorías:Libros y artículos académicos
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